lunes, 8 de agosto de 2016

la gran muralla china

El trabajo de historietista tiene un componente artesanal tan, tan importante (en el sentido de horas y horas y horas y más horas para terminar una sola "pieza", más en la era de la novela gráfica: pongamos 300 páginas a color) que necesitas dedicarte a tiempo completo a ello para mantener un ritmo de producción adecuado. En la era del cómic industrial de masas era posible, cuando el historietista estaba a sueldo y producía a destajo, un sueldo semanal o mensual que permitía la economía de escala de semejante industria... antes de que los chavales prefirieran la televisión, los videojuegos o el móvil para entretenerse. Aún quedan restos de aquella vieja industria del cómic, por supuesto, sobre todo en USA y Francia (Japón: caso aparte); veo todos los días en mis redes sociales a dibujantes que aún viven aquella vida del profesional del cómic. A veces me dan mucha envidia. En la era actual, y fuera de ese reducto industrial, hacer una "pieza" de cómic (pongamos 300 páginas a color), cuando no puedes dedicar todo tu tiempo laboral a ello porque vives de otra cosa, se antoja una tarea "de chinos". Como construir la Gran Muralla.

3 comentarios:

Brân dijo...

Llego un poco tarde para comentar en esta entrada, la vi en su momento y me dejó pensando... El caso es que a pesar de seguir tu blog desde hace años nunca me atreví a comentar nada, y cuesta romper esas dinámicas. :)

Lo que me sugirió tu entrada fue pensar sobre el tema de las industrias culturales, su funcionamiento, su idoneidad, etc. Entiendo el sentimiento que origina el texto (la frustración por no poder dedicarte íntegramente a la producción de la obra que proyectas), pero no comparto la visión sobre la industria como institución "posibilitadora", por así decirlo.

A veces me entra curiosidad por saber cómo sería trabajar dentro de una industria cultural, sea la que sea (cómic, música, cine...); tenía que ser una experiencia curiosa, en la que lidiar con una serie de limitaciones, de controles, de "burocratización" de los procesos creativos, etc. Pero no creo que fuese un ámbito que permitiese especialmente, ni mucho menos garantizase, la libre expresión artística de las personas que la integraban. Habría que reflexionar también sobre qué tipo de personas accedían a la industria, en qué puestos, en qué circunstancias... Hablo en pasado aunque sigan existiendo industrias culturales (y no precisamente marginales ni poco importantes) porque quizás entiendo que la forma más "pura" de industria cultural es aquella que se desarrolló hasta las últimas décadas del siglo XX, por lo menos en el caso que tú citabas explícitamente (la industria del cómic).

El caso es que durante años escuché o leí por parte de gente muy diversa la necesidad de contar con una industria sólida que permita una producción cultural continuada y, en gran medida, que permita a la gente que lo desea poder dedicarse profesionalmente al ámbito creativo que le interesase. En suma, la necesidad de la industria como único modelo en el que poder sobrevivir haciendo "lo que nos gusta".

Creo, por un lado, que la realidad dista mucho de corresponderse con este deseo, y por el otro, que esta recurrente reivindicación de la necesidad de una industria (bastante presente en el mundo del cine a nivel estatal, por ejemplo) se debe en gran medida a la falta de otros modelos de producción cultural que concilien la pura supervivencia con la expresión artística (en su sentido más amplio). En este sentido, lo relaciono con la incapacidad que nos atenaza para pensar, en general, en otros modelos de sociedad. Pero, igual que está habiendo un proceso de apertura en el pensamiento político, en los modelos deseables de sociedad, creo que desde el ámbito artístico/cultural habrá que empezar a incorporar públicamente esos debates (y de hecho creo que ya se está haciendo, parecen estar apareciendo iniciativas en esta dirección).

Pido disculpas por extenderme tanto. ¡Gracias por tus reflexiones y por compartirlas durante todos estos años!

Pepo Pérez dijo...

Gracias a ti por tu comentario, que comparto en buena medida. Son "contradicciones" que parecen inevitables tratándose de la industria cultural. Un saludo.

Brân dijo...

De nada, al contrario. Siempre es un placer pasarse por tu blog. ¡Un saludo!