domingo, 27 de abril de 2014

historias para mirar: cómic y novela gráfica desde la biblioteca

Así se llama una exposición que hay ahora mismo en el hall de la Biblioteca General de la Universidad de Málaga, en la que he colaborado dando una charla el día de la inauguración y aportando dibujos que me pidieron (el título, iniciativa, selección y organización de la muestra ha sido de los responsables de la biblioteca). El resto del material expuesto son cómics impresos, pero aclaro que todos ellos (y sólo son una pequeña muestra) pertenecen al catálogo de la Biblioteca de la Uma, disponibles en distintos centros de la misma. 

Hasta el 6 de junio. 

Actualización: noticia y fotos en Cantera Sur, de Diario Sur



























 















sábado, 26 de abril de 2014

architectural narratives

Número especial de la revista sobre cultura arquitectónica MAS Context, centrado en las relaciones entre arquitectura y narrativa gráfica. Este número se titula Narrative y ha contado con la participación internacional de diversos autores de cómic, empezando por la portada, que firma Chris Ware. También: Joost Swarte, François Schuiten, Tom Kaczynski, Manuele Fior, Marc-Antoine Mathieu y otros. Descarga gratuita en este enlace.

(gracias por el aviso a Klaus, el editor invitado de este número)



miércoles, 23 de abril de 2014

La última gran novela americana no es una novela sino una novela gráfica, o sea, un cómic, y ni siquiera es una novela gráfica convencional. En realidad nunca se había visto nada como esto, una caja de maravillas donde el estadounidense Chris Ware (Omaha, 1967) disemina su narración a través de un sinfín de objetos y formatos dispares. Tiras pequeñas, grandes desplegables, algún libro, un gran tabloide a modo de antiguo periódico, y más. Es el lector el que debe elegir el orden de lectura y sentido de la narración, un gigantesco mapa emocional de los habitantes de un edificio, desde los vecinos de sus diferentes pisos (stories, un juego de palabras con el título original, Building Stories, construyendo historias, o pisos) a una pequeña abeja que se queda atrapada en el sótano; un atlas vital que navega entre el presente, la memoria del pasado e incluso del futuro.
Mi primera colaboración con la revista digital Passeig de Gràcia sigue aquí
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martes, 22 de abril de 2014

historias para mirar: cómic y novela gráfica desde la biblioteca

Bajo ese título se inaugura mañana miércoles 23 de abril a las 12 del mediodía una exposición en el hall de la Biblioteca General de la Universidad de Málaga (Campus de Teatinos), aprovechando el día del libro. A esa hora daré una pequeña charla porque me pidieron dibujos originales para exponer; la exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 6 de junio.

domingo, 20 de abril de 2014

quiero lo mismo que mi hermano

Acabo de ver el Noé de Darren Aronofsky. La única pega que le veo es que históricamente no es muy fiel, se toma demasiadas licencias respecto a los hechos. 

Bueno, y que como pasa con las adaptaciones, ya se sabe, el libro es mejor que la película. 

A mí la película, ya hablando en serio, me ha gustado bastante, en particular por determinadas cuestiones antropológicas expresadas de un modo bastante sutil: gestos, palabras breves, miradas. También está la envidia como semilla de la violencia mimética ("tomo cuanto quiero", "quiero ese arca y todo lo que hay dentro", "quiero una mujer, igual que mi hermano") y el tema, nada maniqueo, de que el mal anida dentro de cada uno, no está "fuera de la muralla". Eso por no hablar de la expresión de nuestra culpa actual por haber arruinado (y seguir arruinando) el Edén, abordada de manera oblicua a través de la culpa de superviviente de Noé. Ha tenido vista 
Aronofsky, me refiero en términos de relevancia contemporánea, al elegir esta historia para contar su versión justo ahora. El miedo al fin de los días es un tema ciertamente antiguo y universal, y no solo en el diluvio universal bíblico sino en todos los mitos de la Escatología religiosa. Y ese miedo al Fin, asociado especialmente a la crisis ecológica, no ha dejado de manifestarse en la ficción reciente desde los años setenta, seguramente la década en que se certificó el fin del sueño de progreso de la posguerra. En este sentido no me ha parecido casual que la ambientación del filme sea indeterminada: podría estar situado tanto en un pasado mítico, biblíco, como en un futuro fantástico más o lejano.

Me siguen gustando los ritmos visuales de Darren Aronofsky, su repetición de imágenes como mantras visuales acelerados (el pecado original-la manzana del conocimiento-la mano de Caín agarrando la piedra) y su estética al límite de lo hortera; me ha gustado incluso la secuencia del origen del mundo.

Pero lo mejor de todo es que A MI MADRE LE HA ENCANTADO.


(la película cuenta, como las grandes superproducciones de antaño, con una versión en cómic, si bien hay que destacar que en este caso el cómic fue anterior a la película: antes de encontrar financiación para realizarla, Aronofsky y su coguionista Ari Handel adaptaron el guión al cómic, contando con dibujos del canadiense Niko Henrichon. Se publicó originalmente en el mercado francés en 2011-2012; en España acaba de traducirla DeBolsillo. Solo después de hacer el cómic, infinitamente más barato de producir, Aronofsky consiguió los 130 millones de dólares para levantar la película)




martes, 15 de abril de 2014

el origen de...

«Justo antes de comenzar con este cómic, se me ocurrió pensar que la peor idea posible para un cómic era hacer una historia realista sobre un superhéroe. Es algo que mucha gente ha intentado hacer en el pasado y sencillamente es una idea terrible. Es imposible que salga nada bueno de una idea tan absurda como esa. Y entonces pensé que quizá podría estar bien intentarlo. Hay algo muy atrayente en intentar acometer algo que sabes que es una muy mala idea. Además, sentí que como el fracaso era casi inevitable, tenía una libertad total para hacer cualquier cosa». 
«Así fue como me interesé en un primer momento por la idea. Más tarde empecé a pensar en mi propio interés por los superhéroes. Cuando tenía más o menos la edad que Andy, el protagonista de la historia, unos 16 o 17 años, yo estaba completamente obsesionado por las historias de superhéroes. Intenté recordar qué era exactamente lo que me interesaba tanto de aquellos cómics y me di cuenta de que yo era un adolescente débil que se sentía víctima del mundo en el que vivía pero sabía que dentro tenía algo especial y poderoso, algo de lo que nadie se daba cuenta, igual que un superhéroe, y eso me frustraba y me hacía sentir todas esas emociones desesperadas que sienten los adolescentes. Así que intenté reimaginar cómo hubiera sido mi adolescencia si de pronto hubiera conseguido esas cosas que yo deseaba tener y ser un superhéroe, al menos metafóricamente».
Daniel Clowes, entrevistado en 2013 por Juanjo Villalba. Clowes se refiere a El rayo mortal

miércoles, 9 de abril de 2014

el idioma analítico de Arsène Schrauwen


No veo el arte como algo que se está moviendo hacia un estado perfecto y sublime en el que ya no se necesitará arte nuevo. Es más como una bestia mutante, siempre adaptándose a su entorno, siempre cambiante. En este sentido las cosas nunca están dichas ni hechas.
—Olivier Schrauwen[1]

En el célebre prefacio de Las palabras y las cosas, Foucault cita un texto de Borges como inspirador de su libro. En concreto, un pasaje de “El idioma analítico de John Wilkins” en el que Borges citaba a su vez “cierta enciclopedia china” donde se recogía esta sorprendente taxonomía: “los animales se dividen en a) pertenecientes al Emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l) etcétera, m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas”[2].

Al comienzo de Arsène Schrauwen 1 (2012; publicado en español por Fulgencio Pimentel en 2014), el “abuelo de O. Schrauwen” viaja en 1947 desde “las heladas orillas del Scheldt a las sofocantes playas de la colonia”, y en el barco conoce a un anciano de labios libidinosos llamado Morrens. Mientras se zampan varias cervezas trapenses en el bar de la cubierta, Morrens le enumera a Arsène algunas de las cosas que va a encontrar en la colonia: “nativos maravillosos” que, “de hecho, no son muy distintos de los europeos”, etcétera, y los dibujos muestran las imágenes que la descripción oral del viejo despierta en la mente de Arsène, imágenes incompletas e imaginarias de una realidad que aún no conoce (FIG. 1). En un momento dado, Morrens le avisa del gran peligro que acecha en la colonia y requiere “precaución extrema”: un parásito denominado gusano elefante, un invertebrado diminuto que habita en las aguas de todo tipo, ríos, charcas, agua del grifo, en la sopa, en la lluvia, incluso “¡¡en las lágrimas!!”[3]. El “viejo sabio” Morrens, portador de conocimiento a los ojos del pardillo Arsène, le da entonces un consejo que marcará su vida en las próximas semanas: evitar cualquier líquido que no venga sellado y cerrar de manera estanca los extremos de sus calzoncillos, puesto que “conocía a un hombre que había tenido la ocurrencia de mear en una acequia” y el gusano elefante “había subido nadando por el chorro de orina ¡como un salmón!”. Para concluir su enumeración de las cosas que le esperan, Morrens menciona el otro gran peligro de la colonia, “los hombres leopardo”. Como el niño que da sus primeros pasos en un mundo que aún desconoce, Arsène acepta de manera acrítica lo que el “viejo experimentado” le ha contado, y esa creencia condicionará bajo un miedo supersticioso su estancia en la colonia.

FIG. 1.  Arsène Schrauwen 1. Olivier Schrauwen, 2012 (edición española de 2014)
Así comienza nuestro propio viaje como lectores a un territorio mental donde lo cotidiano se convierte en fantástico, y no porque ocurran sucesos irreales sino por el modo en que nos son presentados los reales. No se trata aquí tanto de lo unheimlich o inquietante freudiano, lo familiar que se torna siniestro, “aquella suerte de espantoso que afecta a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”[4], puesto que prácticamente nada de lo que vemos en la colonia nos resulta familiar sino más bien exótico. Se trata, a mi modo de ver, de aquello que señalaba Foucault precisamente en Las palabras y las cosas: lo que aquí resulta imposible de pensar, y abre la puerta a lo “fantástico”, es el espacio común en el que podrían ser vecinas las cosas que enumera Morrens: los nativos del Congo —ese “chaval” que le surte de huevos y trapenses a Arsène y al que por cierto no termina de ver; su presencia resulta inquietante por invisible y fantasmal—, el gusano elefante que aterroriza a nuestro protagonista, los hombres leopardo, etcétera. Igual que los animales amaestrados, los que se agitan como locos, los innumerables o los dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello de “cierta enciclopedia china”, este tipo de enumeración heteróclita solo puede encontrarse, como indicaba Foucault, en la voz que la pronuncia, y más tarde en la página que la transcribe. “¿Dónde podrían yuxtaponerse a no ser en el no-lugar del lenguaje?”[5].

En efecto, ese espacio común impensable, imposible, donde cohabitan palabras que designan cosas reales y palabras que no corresponden a nada real solo puede existir en el lenguaje: en el relato oral del viejo Morrens, en el relato que a su vez Arsène transmitió presumiblemente a su nieto, Olivier Schrauwen y, finalmente, mediado por el arte de este último (dibujado “con un pincel finísimo”, no sabemos ya si “de pelo de camello” o de marta), en las páginas de este cómic singular y fascinante. De este modo, nuestra puerta de entrada a lo desconocido en Arsène Schrauwen es un cambio epistemológico, una modificación sustancial de nuestra “reja de la mirada”, parafraseando de nuevo a Foucault, que nos conduce a un mundo ya desaparecido cuyos códigos culturales permitían que una enumeración semejante —nativos humanos, gusanos elefante, hombres leopardo— fuese creíble para un hombre corriente. Es, también, el umbral hacia el pensamiento propiciado por taxonomías populares, especialmente las no occidentales. Cuando Arsène desembarca en la colonia algo después, “en lugar de detenerse durante un minuto para contemplar su nuevo entorno”, saca la carta de su primo Roger Desmet, la persona que le ha invitado a visitarle en la colonia, en la que le había dibujado de manera precisa el camino a su casa. “Arsène aceptó inmediatamente el plano como su nueva realidad”, dice el texto, y de repente le vemos caminar entre palabras. “El abuelo siguió las indicaciones como un autómata” (FIG. 2).


FIG. 2.  Arsène Schrauwen 1. Olivier Schrauwen, 2012 (edición española de 2014).


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Mi ensayo sobre la obra de Olivier Schrauwen a partir de su reciente Arsène Schrauwen sigue en el segundo número de la revista CuCo, Cuadernos sobre Cómic, que puede descargarse gratuitamente aquí

El sumario de CuCo nº 2 incluye también estudios de Rubén Varillas («El cómic, una cuestión de formatos (2): revista de cómics, fanzines, mini-cómics, álbumes y novelas gráficas»), Octavio Beares («La grafía en la historieta: modos, lugares y estéticas»), Óscar García («Magia y metaficción en Promethea: un cómic para conjurar el apocalipsis»), Raquel Crisóstomo («La lucha contra la inefabilidad: el caso de Art Spiegelman», Diego Espiña («Apuntes a Notas al pie de Gaza»), Pablo Turnes («Para leer el imperialismo. La historieta como arma discursiva en 450 años de guerra contra el imperialismo, de Héctor G. Oesterheld y Leopoldo Durañona») y Gerardo Vilches («La primera etapa de El Jueves. Un análisis de los primeros 26 números del semanario»). 

Este número de CuCo también incluye ensayos de Antonio Altarriba («Los años que vivimos en viñetas. Breve sociología sentimental del tebeo en tiempos de Franco»), Julio César Iglesias («Estructuras narrativas en Watchmen») y críticas de Borja Usieto (Los surcos del azarThor. El Dios del trueno), Octavio Beares (Fran, Beowulf), Mireia Pérez (La propiedad), Roberto Bartual (FF 1), Geraldo Vilches (Maestros antiguos), Alberto García (Todo y nada), Valentín Vañó (Vampir) y Elisa G. McCausland (Glory). 



[1] Entrevistado en “Olivier Schrauwen”, The Comics Roid [Project] (2010). Disponible on line en http://the-comic-roids.blogspot.com.es/2010/09/8-olivier-schrauwen.html Consultado el 30 de marzo de 2014.
[2] Borges, J. L. “El idioma analítico de John Wilkins”, en Borges, J. L. Otras inquisiciones. Buenos Aires, Emecé, 1960 [1952], p. 142.
[3] Schrauwen, O. Arsène Schrauwen 1. Traducción de César Sánchez y Alberto García Marcos, Logroño, Fulgencio Pimentel, 2014, p. 12. Todas las citas de Arsène Schrauwen 1 en este ensayo están extraídas de esta edición española.
[4] Freud, S. Lo siniestro”, en Freud, S. y Hoffmann, E.t.a. Lo siniestro. El hombre de la arena. Traducción de Carmen Bravo Villasante, Barcelona, José J. De la Olañeta Editor, 1979 [1919], p. 12.
[5] Foucault, M. Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Traducción de Elsa Cecilia Frost, Madrid, Siglo XXI, 2006 [1966], p. 2.

tu historia favorita de Batman


Me han preguntado para la revista Número Cero cuál es mi historia favorita de Batman, a propósito del 75 aniversario de Batman que se cumple este año (Detective Comics 27, fecha de portada mayo de 1939).

Personalmente iba a ser "original" y "desconcertar" eligiendo una historieta "rara" de los cientos que he leído de Batman, tal vez alguna de la etapa "alienígena rosa" dibujada por Sheldon Moldoff, o tal vez alguna de Denny O'Neil y Neal Adams. Al final... al final, pues leedlo en el enlace.

Participan Paco Roca, Manel Fontdevila, Santiago García, David Rubín, Álvaro Ortiz, Nadar, Manuel Bartual, Alberto García El Tio Berni, Alexis Nolla y Carlos Vermut. ¡¡Alguna mujer, por favor! (no hay, y lo siento). Que lo diga aquí, si le apetece. TU HISTORIA FAVORITA DE BATMAN. Que hable ahora o

lo haga luego.