viernes, 14 de mayo de 2010

LA NUEVA CADENA DE VALOR DE LA EDICIÓN

"Lo único cierto de todo el asunto del advenimiento del libro digital es que nadie tiene claro cómo será realmente, cómo funcionará. Solo se sabe que es una evolución inevitable, y tarde o temprano también para el cómic. En este panorama, lo realmente útil es comprender bien el presente, para poder afrontar lo que vendrá. Aunque se hable mucho del contacto directo entre creador y lector, sin intermediarios, no debemos olvidar que en Internet hay siempre uno, como mínimo: las empresas suministradoras de los servicios, que no son precisamente neutras. Intermediarios va a haber, pero hay que buscar moderar su presencia hasta lo razonable.
En la edición se necesita la figura del editor, un profesional que debe, primeramente, seleccionar con criterio las obras que ofrece, y, además, hacer que lleguen al público con la mejor de las calidades posibles, en los niveles técnicos y creativos. El editor puede también ser el promotor de una obra, y, en la mayoría de los casos, tiene una labor de revisión y afinación, incluso si hablamos de autores consagrados. Después, en el mercado tradicional, el editor tiene que poner en marcha una serie de mecanismos para que la obra pueda llegar al lector. Esto incluye todos los procesos relacionados con cualquier producto físico: fabricación, almacenaje, promoción, distribución; en algunos casos, con empresas que cobran un tanto fijo (la imprenta), y en otros, un porcentaje sobre las ventas (la distribuidora, la librería).
De todo esto, hasta ahora, la participación sobre el precio de venta al público era —simplificando— del 10% para el autor (en algunos casos menos), el 30% para la librería (en grandes superficies más, hasta un 40%), el 20% para la empresa de distribución, y el resto para la editorial, que lógicamente tenía que cubrir todos los gastos de edición (imprenta, diseño y maquetación, promoción, etc.).

De lo físico a lo virtual
Con lo digital, en el libro deja de existir todo lo que tenía de producto físico. Pero, si es erróneo pensar que desaparece la intermediación, también lo es intentar reproducir exactamente los mismos esquemas tradicionales, incluida la proporción de los intervinientes en el proceso de producción. El editor tiene muchas labores que son idénticas a las de un libro analógico, pero no algunas de las cargas que lo encarecen; librería y distribuidora, por su parte, pasan a ser plataformas tecnológicas (si no una sola), con unos costes técnicos iniciales y de mantenimiento, pero muchísimo menos gasto de personal y nada del de transporte. Por eso, que las empresas quieran operar en el ámbito digital con los mismos márgenes del libro tradicional está nítidamente fuera del sentido común.

De esta forma, parece haber consenso en que los precios de los libros deberían ser más económicos, porque soportan menos costes reales, pero también debería estar claro que de ese precio el autor ha de obtener un mayor margen".
Henrique Torreiro aborda un aspecto clave sobre el libro (o cómic) digital, sus costes sensiblemente menores (no hay gastos de imprenta, ni de almacenaje y distribución física, etc.) y por tanto un reparto de la "tarta" consecuente con la nueva situación. El artículo completo de Henrique está aquí.

Reparto aproximado de la tarta en el libro tradicional

1 comentario:

Jordi Bravo dijo...

Los cómics digitales plantean un panorama interesante para los autores que buscan salvar la distancia entre el lector y su trabajo. Pero la posible implantación en las librerías de invetos como el Espresso Book Machine podrían solventar el problema de igual modo, garantizando la copia física, la reducción de stocks innecesarios para los libreros, así como la eliminación de los intermediarios que encarecen el producto, llevándose la mayor tajada por encima del propio autor. ¿Es el futuro? Solo el tiempo y las presiones de los grupos de poder económico sobre el control del mundo editorial tienen la última palabra. Por desgracia y como siempre los intermediarios estarán ahí de un modo u otro.