jueves, 11 de junio de 2009

LA ALTERNATIVA A LOS SUPERHÉROES OSCUROS

"Grant Morrison nos muestra una alternativa. Más que mostrarla, nos la hace vivir. Nos enseña cómo el hecho de ser Superman es capaz de cambiar tu visión hasta el punto de conseguir que el inefable Lex Luthor deje de ser un villano, aunque sea en unos breves instantes de iluminación. ¿"El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente?" ¿De qué poder estamos hablando? El de Superman es uno que le hace estar vivo, estar consciente de todo lo vivo, de todo lo que nace, respira y muere en nuestro planeta. Le hace compartir la trayectoria de nuestra existencia, todas las pequeñas y grandes historias de nuestro mundo. Y no observando desde un inalcanzable pedestal de perfección y superioridad, sino dentro de ese devenir, como un elemento más del mismo. Un elemento necesario, aunque sea por mero equilibrio cósmico: Morrison nos enseña, de un modo tan brillante como sólo el es capaz de hacerlo, que en un mundo sin Superman, en un mundo en el que él no existe, no tenemos más remedio que inventarlo. Y, por supuesto, contar sus historias.

All Star Superman es una carta de amor al personaje, a sus creadores, a la Golden y a la Silver Age. Al sentido de la maravilla, a la imaginación, a la creatividad. Al espíritu judeocristiano de la figura del superhéroe, que es tanto como decir, al espíritu moral del occidente mismo, ya sea en su versión religiosa o laica (ambas se compenetran de un modo tan profundo que son, en la práctica, indisociables). Es la prueba palpable, una más, de que no hay personajes malos, ni aburridos, ni inútiles: tan sólo esperan la llegada de su propio Grant Morrison. En doce piezas geniales cada una de por sí, y que forman un conjunto mayor que la suma de sus partes, el escocés nos demuestra, por si hacía falta, que el superhéroe todavía está vivo. Que todavía le necesitamos. Y que puede tanto iluminarnos con su ejemplo como entretenernos con la narración de sus historias, como si una Sherezade nos enredase una noche tras otra en el tejido infinito de sus historias.

Y, por si esto fuera poco, el cómic cuenta con el concurso imprescindible de Frank Quitely, uno de los mejores narradores de tebeos de la actualidad. Sencillamente enorme, la capacidad de este artista para visualizar y contarnos la gran epopeya de Morrison se sale de la escala, rozando la perfección. Tan excelente es la caracterización de Superman y de su alter ego Clark Kent, tan bien diferenciados por su pose, por sus gestos, por su simpe estar ahí, que Clark puede permitirse mostrarse ante Lex Luthor sin sus lentes característicos, los que en teoría disimulan su rostro e impiden la identificación con Superman, sin que el villano siquiera sospeche. El Superman de Quitely exhuma grandeza por los cuatro costados, sin que esto nos impida verle no ya como alguien cercano, sino como el más cercano; su Clark Kent, en cambio, es un festival del humor andante, torpe, patoso y manazas; el equilibrio, la credibilidad que consigue con esta contraposición es de verlo para creerlo. Menos experimental que en otros trabajos -como WE3, también con Morrison-, más contenido, pero también más elegante y poniendo todo su talento al servicio de la historia, el trabajo de Frank Quitely es la parte imprescindible para conseguir lo que ambos, en su perfecta síntesis, han llevado a cabo: para mí, una auténtica obra maestra del medio."
--Werewolfie